La limpieza facial es fundamental para el cuidado y protección de
la piel. De nada sirven las cremas hidrantes y anti-age, si la piel no
está preparada y con poros obstruidos que impiden la adecuada absorción
de los nutrientes.
El ácido glicólico actúa
como un agente exfoliante, debido a su alta acidez y fácil solubilidad.
Cuando se coloca sobre la piel como parte de una crema o gel exfoliante,
el ácido pasa por debajo de las capas superiores de la piel dañada y
destruye el pegamento que mantiene a la piel muerta a la superficie.
Esta piel muerta, es quimicamente quemada, luego hay que enjuagar con
agua y neutralizar el ácido restante.
El
velo de colágeno por su parte, no sólo hidrata sino que mejora la
textura, disimula arrugas, manchas y otras imperfecciones que pueda
tener la dermis. El colágeno es una sustancia con la que todos contamos y
que proporciona soporte y resistencia al epitelio, pero a partir de los
30 años empezamos a perderlo como parte de un proceso natural.